Moquillo:
El moquillo es una enfermedad con origen vírico. Puede
afectar a perros de cualquier edad, pero los perros con mayor riesgo son los
cachorros, en concreto, menores de doce
meses, ya que su sistema inmune es aún inmaduro. Los perros mayores de ocho
años “Senior” con el sistema inmune deteriorado, también corren riesgo de
padecer esta dolencia pues les es imposible luchar contra ella.
El moquillo es una enfermedad muy contagiosa, que puede
diagnosticarse en todos los lugares del mundo y que, además de atacar a los
perros, también afecta a otras especies como el hurón, el visón o el mapache,
pero no a los gatos, siendo estos inmuhes.
Principales síntomas:
Los síntomas del moquillo son muy variados, como la fiebre,
la pérdida de apetito, la debilidad o la deshidratación. En el caso de los cachorros,
en los primeros estadios de la enfermedad predominan los síntomas de tipo
respiratorio, como:
1. La secreción nasal verdosa. Por otro lado, también se
forman legañas. Otros síntomas del moquillo son: tos, dificultad para respirar
inclusive en reposo, bronconeumonía o inflamación de los bronquios, vómitos y
diarrea. Además, los cachorros con moquillo pueden tener los dientes de color
amarillo o marrón, debido a que el virus puede afectar en los cachorros a la
formación del esmalte en gran medida.
2. También se dan síntomas neurológicos cuando la enfermedad
está más avanzada, entre ellos los movimientos involuntarios y espasmos como
los tics nerviosos, que son irreversibles. El perro que padece moquillo también
puede tener convulsiones y dificultad para caminar y oh levantarse.
Un indicio muy característico del moquillo es el
endurecimiento de la piel de las almohadillas y de la nariz de las patas del
perro.
Prevención y tratamiento
La prevención es a través de la vacunación. A los cachorros
se les aplica la vacuna entre las seis y ocho semanas de edad y se deben volver
a vacunar cada año. En el caso de las perras que puedan quedarse preñadas, es
recomendable inmunizarlas antes de la gestación para que transmitan a los
cachorros los anticuerpos de la vacuna contra el moquillo, a través de la
ingestión de la leche y así tener a los cachorretes inmunizados hasta la
primera vacuna.
El tratamiento para el moquillo consiste en administrar al
cachorro medicamentos que le ayuden a bajar su temperatura corporal, a expulsar
la mucosidad y a evitar las convulsiones, si las tuviera. También se
administran antibióticos de amplio expectro.
Hay que tener en cuenta que, por lo general, un cachorro con
moquillo al que se le diagnostica y trata de manera temprana tiene muchas
probabilidades de salvar la vida. Lo contrario de lo que ocurre cuando la
enfermedad está en un grado avanzado y el perro no ha recibido tratamiento.
El diagnóstico y el tratamiento rápidos son bazas
fundamentales para que el perro supere la enfermedad. Frente a cualquier duda
de que el animal padezca moquillo, es aconsejable acudir urgentemente al
veterinario.
En caso de que el cachorro se adopte o compre, hay que
asegurarse de que está vacunado contra el moquillo, así como llevar a cabo las vacunas
anuales.
Si el cachorro se ha comprado, conviene solicitar una
garantía de 15 días en el contrato de compraventa. De esta manera, podremos
reclamar en caso de que el perro padezca enfermedades de carácter vírico, como
el moquillo o cualquier otra enfermedad. Aun así no se recomienda comprar en
tiendas ni a particulares dado que muchas veces son perros que vienen enfermos
o de Europa del Este y son portadores de un sinfín de problemas.
El período de incubación ronda una semana, así que puede
darse la circunstancia de que el cachorro ya estuviera contagiado de la
enfermedad en el momento de la compra, pero que los síntomas se desarrollen,
sin embargo, unos días después.
Recuerda, la mejor prevención es la vacunación.